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lunes, 6 de septiembre de 2010

EN TERCERA PERSONA

Son multiples las veces que EL SEÑOR nos llama a la reconciliación y nos pide, incansablemente, rectificar el camino. La decisión de hacerlo, debe ser el producto de una profunda reflexión a la luz de las enseñanzas de Jesús, lo cual pasa primeramente por la sensación de constricción espiritual, segundo reconocer la vileza de lo actuado y por último el rechazo a reincidir. Una sensación de paz embarga el corazón y la vida toma un nuevo matiz una vez dado el paso, al tiempo que un reto constante y sostenido por mantener el sosiego espiritual se convierte en motivo de vida. En este orden de ideas, les presento EN TERCERA PERSONA, en el cual intento mostrar las dos etapas de esta desición. En una primera instancia el momento reflexivo y en una segunda parte el grandioso momento de la reconciliación. Espero les guste.


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