Es agradable retornar del desierto...de la sequía, desde ahí todo riachuelo parece un caudalosos río. La más pequeña brisada parece y gran aguacero. Agradezco a todos aquellos que me indujeron a solicitarle a mi gran amigo, alguna humilde seña de lo que en el reciente pasado fue y tal vez, nunca jamás volverá a ser.
Nuestro amigo Oconorac, nos envía este lindo poema que describe (o intenta) la muy intima relación del ser humano, su conciencia y Dios. Rechaza estoicamente cualquier intento crítico de intervención.
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